La acepción actual aparece en las polémicas de los primeros siglos del cristianismo sobre el misterio de la Trinidad y empezó a emplearse para referirse tanto a las tres personas divinas como al ser humano.
Entre los romanos adquirió un sentido jurídico, persona era un sujeto legal, portador de derechos y deberes.
La definición más clásica la formuló Boecio (siglo IV) definiendolo como <<sustancia individual de naturaleza racional>>, lo que significa:
- Sustancia individual: el ser humano no está en manos del destino ni al mismo nivel que las cosas, subsiste por sí mismo y no por otro.
- Naturaleza racional: el ser humano forma parte de la naturaleza, está dotado de autoconciencia, voluntad y sociabilidad.
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