Filosofia Pinar
jueves, 13 de agosto de 2020
lunes, 13 de junio de 2011
Crítica de la razón pura
La Crítica de la razón pura es la obra principal del filósofo prusiano Immanuel Kant. Tuvo su primera edición en 1781. El propio Kant llegó a corregirla en vida, publicando en 1787 una segunda edición.
Se trata de una indagación trascendental cuyo objetivo central es lograr una respuesta definitiva sobre si la metafísica puede ser considerada una ciencia. Entre otras cosas, Kant intenta superar la crítica al principio de causalidad (y por lo tanto al saber científico) que había hecho David Hume, que no tenía una respuesta satisfactoria hasta su época.
En esta obra, Kant intenta la conjunción de racionalismo y empirismo, haciendo una crítica de las dos corrientes filosóficas que se centraban en el objeto como fuente de conocimiento, y así, dando un «giro copernicano» al modo de concebir la filosofía, estudiando el sujeto como la fuente que construye el conocimiento.
Se trata de una indagación trascendental cuyo objetivo central es lograr una respuesta definitiva sobre si la metafísica puede ser considerada una ciencia. Entre otras cosas, Kant intenta superar la crítica al principio de causalidad (y por lo tanto al saber científico) que había hecho David Hume, que no tenía una respuesta satisfactoria hasta su época.
En esta obra, Kant intenta la conjunción de racionalismo y empirismo, haciendo una crítica de las dos corrientes filosóficas que se centraban en el objeto como fuente de conocimiento, y así, dando un «giro copernicano» al modo de concebir la filosofía, estudiando el sujeto como la fuente que construye el conocimiento.
miércoles, 25 de mayo de 2011
Determinismo y libertad interna
La filosofía surgió en Occidente convencidos de que todo lo que acontece en el mundo tiene alguna causa.
Si la libertad interna es la facultad de la voluntad para actuar en un sentido u otro sin ser determinada por algo ajeno a ella, debe ser capaz de iniciar una serie de causas sin que el acto por el que se inicia la serie tenga una causa, ya que el acto no sería libre. Hay dos actitudes:
Si la libertad interna es la facultad de la voluntad para actuar en un sentido u otro sin ser determinada por algo ajeno a ella, debe ser capaz de iniciar una serie de causas sin que el acto por el que se inicia la serie tenga una causa, ya que el acto no sería libre. Hay dos actitudes:
- La de quien está convencido de que nada acontece sin causa, actitud que es determinista si pretende explicar también causalmente la conducta humana.
- La conciencia espontánea que tenemos de actuar en ocasiones libremente, aunque estemos condicionados a obrar en un sentido u otro.
Libertad externa e interna
- La libertad externa consiste en que nadie nos impida trasladarnos y actuar como nos parezca oportuno, dentro de lo que permitan las leyes y costumbres del propio país. Este tipo de libertad es el que pierde una persona cuando la conducen a prisión. La libertad externa puede ser más o menos amplia, según sea el marco jurídico y político de una sociedad.
- La libertad internena consiste en poder decidir por uno mismo sobre las cuestiones que nos afectan, es la libertad de voluntad. Para privar a una persona de su libertad interna es preciso anular su voluntad.
La conciencia moral
Conciencia es la capacidad de percatarse de algo. Conciencia moral: es la capacidad de captar los principios por los que distinguimos entre lo moralmente bueno y malo.
Para tomar decisiones tenemos que pasar de los principios generales a los juicios concretos sobre una situación dada. La conciencia realiza también esta segunda función, la de formular juicios prácticos.
La mejor forma de comprender lo que exige un principio moral es tratar de aplicarlo. Otra cosa es que al actuar sigamos el juicio de la conciencia o que lo desatendamos. En estos casos la conciencia cumple una tercera función, que es la autocritica: actúa como un juez que alaba unas acciones y otros no, castigándolas con el remordimiento.
Si un ser no tiene conciencia moral, como los animales o las personas disminuidas en sus facultades mentales, no se le puede recriminar por alguna acción, como si fuera responsable de ella. De la responsabilidad solo se puede hablar cuando nos referimos a seres libres y conscientes, que han tenido la capacidad de optar y el conocimiento moral necesario para ser dueños de sus actos.
Para tomar decisiones tenemos que pasar de los principios generales a los juicios concretos sobre una situación dada. La conciencia realiza también esta segunda función, la de formular juicios prácticos.
La mejor forma de comprender lo que exige un principio moral es tratar de aplicarlo. Otra cosa es que al actuar sigamos el juicio de la conciencia o que lo desatendamos. En estos casos la conciencia cumple una tercera función, que es la autocritica: actúa como un juez que alaba unas acciones y otros no, castigándolas con el remordimiento.
Si un ser no tiene conciencia moral, como los animales o las personas disminuidas en sus facultades mentales, no se le puede recriminar por alguna acción, como si fuera responsable de ella. De la responsabilidad solo se puede hablar cuando nos referimos a seres libres y conscientes, que han tenido la capacidad de optar y el conocimiento moral necesario para ser dueños de sus actos.
La forja del carácter
Nacemos con un temperamento, un conjunto de sentimientos y pasiones, que resulta difícil cambiar, también connun talante y un carácter que nos viene ya natural y socialmente dado. Pero podemos adquirir un nuevo carácter a elegir por nosotros mismos las propiedades que mejor nos realiza.
Según Zubiri y Aranguren, tenemos dos tipos de propiedades unas por naturalleza y otras por apropiación. Para adueñarse de una propiedad nueva es necesario repetir actos con lo que se consigue unos hábitos, si obras bien se les llama virtudes, si obras mal se les llama vicios.
No hay personas amorales
Imaginar posibilidades, tener que elegir entre ellas y justificar la elección son tres momentos de la estructura moral de las personas, que hacen que ninguna sea moral. Un ser moral es cuando actúa automáticamente, no es dueño de sus actos ni responsable de ellos, es el caso de los animales. Las personas podemos comportarnos moral o inmoralmente en relación con unas normas de conducta determinadas, pero no somos amorales.
Raíz ilustrada kantiana del concepto persona
Immanuel Kant enriquece el concepto de <<persona>> al darle una connotación moral. Persona es ser libre (autómomo), capaz de darse leyes a sí mismo. El hecho de poseer autonomía confiere dignidad a las personas, nadie tiene derecho a instrumentalizar a otra persona.
Para Kant la persona tiene valor absoluto: la persona es valiosa en sí misma.
Para Kant la persona tiene valor absoluto: la persona es valiosa en sí misma.
Raíz antigua y medieval del concepto de persona
El vocablo <<persona>>, del latín persona, en griego prósôpon, significa <<máscara>>: podemos decir que persona es el personaje.
La acepción actual aparece en las polémicas de los primeros siglos del cristianismo sobre el misterio de la Trinidad y empezó a emplearse para referirse tanto a las tres personas divinas como al ser humano.
Entre los romanos adquirió un sentido jurídico, persona era un sujeto legal, portador de derechos y deberes.
La definición más clásica la formuló Boecio (siglo IV) definiendolo como <<sustancia individual de naturaleza racional>>, lo que significa:
La acepción actual aparece en las polémicas de los primeros siglos del cristianismo sobre el misterio de la Trinidad y empezó a emplearse para referirse tanto a las tres personas divinas como al ser humano.
Entre los romanos adquirió un sentido jurídico, persona era un sujeto legal, portador de derechos y deberes.
La definición más clásica la formuló Boecio (siglo IV) definiendolo como <<sustancia individual de naturaleza racional>>, lo que significa:
- Sustancia individual: el ser humano no está en manos del destino ni al mismo nivel que las cosas, subsiste por sí mismo y no por otro.
- Naturaleza racional: el ser humano forma parte de la naturaleza, está dotado de autoconciencia, voluntad y sociabilidad.
jueves, 12 de mayo de 2011
Por una razón cordial
La idea central de la idea expresión razón cordial es que los seres humanos descubrimos lo que es la verdad y la justicia no solo mediante argumentaciones racionales, sino también a través de afectos y sentimientos. Las emociones y los sentimientos señalan aquella información que es realmente interesante e importante para nuestras vidas. Una persona incapacitada para experimentar sentimientos y emociones estaría impedida para rechazar la injusticia, al no sentir indignación ante ella, o para captar el sufrimiento de otras personas, al no poder experimentar la compasión.
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